Debería estar acá, darse cuenta de que el mundo se viene abajo y buscarme para no hablar. Es como si ese fuera su talento, se da cuenta de lo incómodo que es para ambos el hecho de hablar las cosas, sabe que no tenemos un buen manejo de palabras por lo que no insiste con ellas, recurre a lo visible y a invitaciones simples como ir a comprar helado o solo acompañarlo en lo que sea que esté haciendo mientras hablamos incoherencias que hacen olvidar lo demás.
Debería estar acá para abrir más ventanas y saltarlas.