Es que la vida sería perfecta si uno supiese por lo menos el momento exacto en el cual hacer las cosas; tener ese dispositivo que te dice: Sí, ahora sí. Una especie de semáforo que solo una vez se ponga en verde, en el momento preciso. (creo que pido mucho).
Porque cuántas veces no pasa que las cosas se dan pero por no ser el momento preciso, no funciona? es peeeeeeeeeeeenca. Y no sé qué será, cobardía tal vez? a veces hay cosas que si se dijeran, funcionarían, pero no, uno decide callar y decir las cosas cuando ya está saturado, cuando no se puede más o cuando las cosas se echan a perder solas. Como esa manzana que estaba en la cocina; La vengo mirando desde que la primera vez que la vi en la canastita que está sobre la mesa y siempre decía "de ahí me la como" o "de ahí saco una" pero qué pasó? el de ahí nunca llegó y bastó con que no quedara ninguna para que me bajara el antojo de comer manzanas, porque cuando bajé a la cocina a buscarla (por fin) y qué me encontré? nada, pero NADA. La manzana ya no estaba.
Y eso lo puede aplicar a muchísimas cosas de la vida. (ahá)
{p.a.a.}
No hay comentarios:
Publicar un comentario